Ludwig Wittgenstein, Diarios secretos [Edición en Alianza]:
26 de noviembre de 1914
Cuando uno tiene la sensación de estar atascado en un problema no debe seguir meditando sobre él, de lo contrario se queda pegado a él. Sino que es preciso comenzar a pensar en un punto cualquiera. En un punto en el que uno pueda asentarse [ ? J con toda comodidad. ¡Lo único, no forzar las cosas! Todos los problemas duros deben disolverse por sí solos ante nosotros. Fuertes estampidos de los cañones. Haga lo que haga, los problemas se acumulan como nubarrones de tormenta. Y no me encuentro en condiciones de adoptar frente a ellos una posición que me satisfaga de modo duradero. Trabajado muchísimo, pero sin poder clarificar de algún modo la situación. Antes bien, sea cual sea el punto en el que me ponga a pensar, por todas partes tropiezo con cuestiones a las que soy incapaz de dar respuesta. Hoy tuve la sensación de que mi fecundidad se había acabado. El objeto entero de mis pensamientos parecía volver a perderse en la lejanía. Y, desde luego, han pasado ya mis tres-cuatro meses. Y, por desgracia, ¡sin un resultado verdaderamente grande! ¡Pero ya veremos! Ahora se dice que entraremos en los cuarteles de invierno, y, si eso ocurre, tal vez tenga que dormir con toda la tropa; ¡lo que Dios no permita! ———— En cualquier caso, no quisiera perder mi presencia de ánimo. ¡Dios sea conmigo!
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