Dejamos de creer en el buen dios y creemos ahora en las santas empresas. Dioses y dueños vienen impuestos. No es nada difícil: el natural pagano de los hombres se acompaña de una inmarcesible propensión a la civilidad de las ovejas. La educación, que dé un paso al frente*.
Dioses y dueños no piden gran cosa por aceptarnos como somos: nada más que el alma, que no es más que humo.
*Para ponerse en vanguardia y de/mostrar su entusiasmo en esta cruzada del tiempo contra la ilustración. Naturalmente. No para oponerse. No hay que oponerse a nada. Lo existente es todo aquello que puede ser, posibilidad realizada, utopía del ahora.
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