Tras Cristiano Ronaldo* y el funeral total (como la ópera de R. W.) de Michael Jackson, los sanfermines. A mí me fascinan. Los encierros. La fiesta naciopnal-católica no la soporto y nada más. Sin argumentos. No me gusta y ya está. Sin embargo, los encierros son otra cosa. Para mí. Absurda pero diferente.
Dramático el encierro de hoy, coinciden los titulares. En una de las informaciones (no voy a dar el lugar del pecado), el redactor dice del toro rezagado que se volvía e invistía (sic) a los mozos ("volviéndose e invistiendo").
Sé que no tiene gracia (después de ver las imágenes), pero bueno: -Yo te invisto mozo, y ahora te vas a enterar -ceremoniaba durante unas décimas el cornúpeta, antes de atacar. Me recuerda esto (es decir, el asalto del estado del bienestar a la gramática, concorde con el achusmamiento de las costumbres) a un prócer (¿quién era?) que se daba en confundir (en circunstancias dramáticas también) segar con sesgar.
Primero, segundo y tercer mejor jugador del mundo; el cuarto es un argentinito que no es malo del todo ; sorry por la polacada.
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