Hay una forma de tortura exquisita consistente en el empeño, siempre malogrado, por recordar los movimientos efectuados, los pasos que diste aquella vez que, o esta tarde mismo, o hace treinta segundos. La inseguridad y el miedo te dominan. El cielo está gris y el aire frío, o a la inversa, y rodeado de este clima ¿quién no se vería forzado a envolverse en él?
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