Que el servicio de Correos de la Alemania del Reich anterior financiara las investigaciones encaminadas a la construcción de un artefacto nuclear teutón; y que el equívoco Werner Heisenberg, que argüía que él hubiera tenido un conflicto ético en el caso de que el régimen nazi hubiera seguido adelante con los planes nucleares, que Heisenberg fuera un apasionado melómano y pianista, adecuándose al tópico histórico de la coexistencia de cultura refinada y barbarie criminal--- he aquí el tipo de datos inútiles que voy acopiando en mis bienintencionadas lecturas. Pero que podrían integrarse decorosamente en una Vida de los científicos ilustres que se atreviera a pergeñar con delicada pluma, o no, cualquier día de estos, un Diógenes Cuántico.
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