Resultó que la población real no había crecido hasta los 172 millones como tan triunfalmente se había anunciado, sino que se había reducido enormemente, por culpa de la guerra civil, de las hambrunas desatadas por la colectivización forzosa de la agricultura, de la mortalidad infantil, de las matanzas políticas, de las condiciones atroces de vida en los campos de prisioneros en los que se reinventó el trabajo esclavo para completar a pico y pala colosales obras públicas que en muchos casos no sirvieron de nada. Tan solo en 1933 habían muertos seis millones de personas por encima de la media estadística de defunciones. (A. Muñoz Molina, en Babelia)
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
30 de diciembre de 2014
De las utopías estalinistas:
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