Entre lo privado y lo público hay una frontera imprecisa. Tendríamos que asumir con realismo escéptico una cierta opacidad del poder, tolerable si es capaz de suministrar prosperidad y libertad de forma ecuánimeEn otro orden de cosas: Fascinante la relación platónica, entre ciudad y alma, que E. Trías propone para el cine de Hitchcock.
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También esta Cuarta sobre H. Arendt.
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