La vacilación en el castigo a un sujeto como Asad no es admisible en una potencia llamada al mantenimiento del orden mundial. Pero vaya si se admite en lo tocante a qué pasará el cuarto día, cuando concluyan los tres de diluvio de tomahawks vaticinados por los rotundos meteorólogos del Pentágono. Que saldrá el sol de un amanecer democrático está descartado. Que en Siria se instalará la niebla contaminada de un conflicto civil sin tutela aliada en el territorio es lo probable, y lo desastroso. (Jorge Bustos, "Un cohetito para Asad")
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29 de agosto de 2013
Esta prosa luminiscente, exquisita
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