Mientras miro este texto de Rangel sobre Marx y los socialismos me asalta Rajoy en la tv, desde Marivent.
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En el ciclo toca hoy El hombre que sabía demasiado. De cómo el hasard, o la necesidad, los pequeños sucesos encadenados pueden precipitar una historia y complicar la vida. Un golpe de címbalos (terrorismo y alta política) irrumpiendo en una familia americana con niño de la middle class. Él, médico en el Hospital del Buen Samaritano de Indianápolis, algo torpón; ella, cantante y actriz musical de éxito retirada, inteligente en sus fantasías y soñadora; el niño, un poco impertinente y redicho. Añádase el exotismo marroquí, lo extraño tan cerca de nuestras fronteras (mentales, en el caso de los norteamericanos de la película), las gotas cosmopolitas que acaecen al turista (lo que te pasa cuando viajas), el mundo del espionaje y la alta política internacional, y ya están dados los ingredientes para una película de éxito. Qué inteligente era don Alfredo! Un lustro después otro pardillo, ahora en solitario, o casi, interpretado por Cary Grant, iba a protagonizar otro avatar del eterno tema del personaje equivocado en el momento equivocado, y en una clave humorístico-erótica irresistible: Con la muerte en los talones. Como la vida misma.
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