Nada diré del trabajo, del desprecio de Nietzsche, hacia Nietzsche quiero decir, y sí de la tentación de las palabras que viene de una lengua extraña en que se habla de Malthus y parece que tanto no nos hemos alejado de Nietzsche, vía Darwin.
Lo peor no son las derrotas -viajes, batallas, ...- sino las metáforas generadas.
A ratos, mientras despertamos, antes de que se despierte la conciencia, nos acordamos del terrible informe sobre ciegos, o por la noche, por el pasillo, adentrándonos a oscuras en la memoria.
Principio biológico de supervivencia: no vale la pena preocuparse de lo que no vale la pena preocuparse.
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