21 de abril de 2013

Escribía mi cada vez más estimado Miguel Martínez-Lage, de vuelta al sur, setenta y dos entradas no sé si huyendo, encontrando lo que encontró y que para todos será, lo siguiente:

Por el camino oigo a Dylan, claro, aunque no mucho. Y a ciento veinte por hora, ya en Puerto Lumbreras, encuentro traducción para los dos últimos versos de «Mississippi», en hepta- y endecasílabos:
Well, the emptiness is endless, cold as the clayYou can always come back, but you can’t come back all the way
Vaya, pues el vacío es infinito,y frío como el lodo,siempre podrás volver,sólo que nunca volverás del todo.
(Un martes de 28 de diciembre, de 2010. Del sentido y de las carreteras)

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Well, por evidentes motivos de curiosidad en torno al género autoficción tendría que mirarme esto de M. M.-L. sobre Vila Matas.
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Y qué bonita imagen esta, en el blog (entrada del 19-12-10), en la que los indígenas queremos reconocernos y tenemos que agradecerle:
Pero en esta Almería que es mi México republicano particular, y el clima no es disímil, de pronto lo he entendido ahora que la lluvia escampa y vuelve el tiempo bueno.

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