¿Qué sabemos del dolor ajeno? Nada. ¿Y de la felicidad de los demás? Aún menos. Hasta de nuestro propio dolor intentamos olvidarnos, y la memoria es concienzudamente débil en lo que se refiere al dolor y la desgracia. Saber vivir es saber olvidar, y nadie lo sabe tan bien como los habitantes de Kolimá, como los presos. (Varlan Shalamov (Relatos de Kolimá, vol. V, Minúscula, 2013, p. 252).***
En el quinto volumen de los Relatos... figuran algunos magníficos, como no podía ser menos, inolvidables. por ejemplo, el titulado "Noches atenienses", en el que Shalámov, citando la doctrina de Santo Tomás Moro, acerca de las necesidades básicas del ser humano (Utopía), en el mismo orden de ideas que Aristóteles según nuestro Arcipreste o, más tarde y con matices, Freud y Nietzsche, añade (Shalámov) por su cuenta la necesidad de los versos, el hambre poética por así decirlo. En cualquier otra situación esta mención revelaría una cursilería impropia. En tiempos de paz o de libertad. Pero Kolimá no era nada de eso, como tampoco los Lager alemanes. De la nomenclatura poética citada por Shalámov se echa en falta a un grande: porque quien cita está a esa misma o mayor altura seguramente...
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