Pues no sé yo...

... si obras públicas u obras impúdicas. (Imagen de El mundo)

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Y la siguiente imagen en el diario Ideal, en su edición almeriense:

También en en el mismo diario esta instantánea, que Heráclito me perdone, del Almanzora, el río que nunca lleva agua:

Conocemos a través de los medios, tv y prensa en Internet, los efectos de la inundación, tragedias humanas incluidas. Muertos, los hay. Lamentablemente.

Y una especie de sensación de abandono, como un signo crítico: intentando llegar a la autovía, me he tenido que meter por una carretera secundaria. Había zonas con desprendimientos más que importantes. No he visto a ningún agente informando o dirigiendo. Ni allí ni en ningún sitio. No he visto a nadie más que a un par de operarios, que eran los que informaban a los conductores, como buenamente sabían y podían. En el pueblo de Z. sí había más personas cortando el acceso a otra carretera, aparte de los paseantes curiosos que se acercaban al puente sobre el río. Nadie me ha impedido meterme por una carretera en la que un palista trabajaba retirando la tierra. Él también me ha contado lo poco que sabía. Como nadie me lo ha impedido tampoco, me he metido, para volver, por el trozo de autovía que hay hasta cerca de la A-7. Impresión lunar, y algo de miedo, porque nadie más circulaba y yo iba pensando que en algún momento tendría que cambiar de sentido (no soy kamikaze). Supongo, con relación a todo esto, que las urgencias se imponen, y que hay prioridades más señaladas que las de aconsejar a conductores despistados y, en mi caso, menesterosos (la rambla por la que tengo que cruzar para llegar a mi casa bajaba pareja de agua turbia). Recuerdo que hace unos años el gobierno del leonés, al que no quiero defender nullo modo, se hinchó de advertir a quienes iban a viajar de los peligros de una tormenta de nieve. Muchos no hicieron caso, y hasta tuvieron la desfachatez de quejarse. Ahora, por hoy, yo ya no sé si es que estoy algo desconectado, o es que las cosas van pasando como deben de pasar, con creciente autonomía con respecto a nosotros. Ese es mi signo crítico.