-Bien, digamos que en aquel tiempo dimos en pensar, a fin de
formarnos un concepto más esclarecido de la existencia, que en nuestras palmas
se depositaba un pequeño manojo de hierbas secas, que las desmenuzábamos entre
nuestros dedos y que lo que al cabo quedaba, habiendo arrojado el resto al
suelo, simplemente unas briznas que con un soplo desparecerían, apenas nada,
eso mismo era la escritura, algo que de tan tenue no sabemos si justifica el
precio pagado.
***
-La salud... moderadamente bien, gracias.
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