El
de Joaquim Rodríguez, justo después de casi perder la Vuelta. Olé y chapeau. Da igual que Vd. gane o no. El dar la cara después de la derrota (a ver quién tiene narices para eso!) con la clase y el decir con que lo ha hecho vale por muchos triunfos. Se puede dudar de los triunfos, pero no del valor.
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