No sales una mañana y te encuentras ahí afuera la extraña máquina, el pensamiento, dispuesta para que la utilices según tu libertad… si tienes método, si aplicas el pensamiento. Pero ¿cómo puedes, si está ahí afuera, si no es tuyo y tu libertad consiste en mera forma? No, el pensamiento está ahí afuera, pero en tu mano. Entras en esa máquina, como su fantasma, y es el pensamiento quien te piensa. Sujeto de ti, sujeto tú a él. Señor y siervo, ley de todo.
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