Del sacramento de la dación, sive de los derechos básicos en la Monarquía Constitucional:
Cómo va a ser lo mismo lo que ni tan siquiera se parece! Habitualmente el paterfamilias era arrojado a la calle con todos los suyos, hijos incluidos. Quienes también habían heredado el pecado a radice: el de no tener dinero para poder pagar un lugar donde vivir, dormir y soñar... Añádase la vergüenza de no poder mirar a la cara al banquero al que se adeuda. Con el sistema de dación en pago todo esto se humanizó: el pecado era perdonado, y uno, desde el frío de la calle, podía atreverse a soñar de nuevo. También los niños que juegan entre los bancos de piedra en un parque sin árboles. Oh, pensar en adquirir otra favela, según los posibles y la disponibilidad de la oferta! Para que sobre el pecado recayese el olvido, ad+ del perdón del banquero, bastaría con que el paterfamilias ofreciera graciosamente su sangre, a la mayor gloria.
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