24 de octubre de 2011

Democracias

La libertad de opinión (sagrada entre todas, por humana) no debería concretarse en prácticas como los comments anónimos en los periódicos reconocidos. Algunos comentarios/comentaristas dan miedo. Se amparan en el anonimato, sospechamos que son así en verdad; que no hay ficción, ni trampa ni cartón.

¿Qué puede esperarse de una comunidad política cuyos componentes no descubren su cara, quizás la única verdad, y participan de un lenguaje común y medido? ¿Qué comunidad cuando se ha renunciado a la amistad posible, malgrado las diferencias?

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