La justicia constituye un sucedáneo del perdón de quien no puede. Hacemos justicia, no para reparar (¿revertir?) a las víctimas, sino para no olvidar; imaginándonos en la situación de que nos estuvieran mirando desde algún punto. Imposible. Pues por imposible, debo. Porque no puedo.
Lo demás, basura. La componenda, tibieza. Forma de cristianos crepusculares. Basura de incienso.
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