Foto: El país.
¿Cómo se pueden manifestar, sin sonrojarse, ciertas promesas? ¿Hará falta un aprendizaje platónico del escepticismo? ¿Adquirible a partir de los cuarenta años, ajeno a estos políticos impúberes de cuerpo y de alma. ¿Un desaprendizaje del cinismo?
Podrá denunciarse la intención de verdad, hurgando en el poder oculto, en la mala fe, el rencor o lo que sea. Yo no sé cómo denominar este decadentismo impúdico de los políticos occidentales. Náusea, hastío.
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Que hablen los filósofos, entre los que se encuentran los penúltimos seres libres.
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