Es evidente que Handke viaja sin compañía e incluso sin rumbo fijo. Pero compartimos sus idas y venidas sin ser vistos ni oídos. Hay una relación algo extraña con el lector-espía.
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Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
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