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Pero es distinto, ni siquiera habla. En él, le renuncia a las cosas superfluas no parece un acto de voluntad, sino producto de una locura extraña, aunque quién sabe lo que pasa por su cabeza; quizá va más allá de Diógenes, y nos da lecciones calladas.
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Pero es distinto, ni siquiera habla. En él, le renuncia a las cosas superfluas no parece un acto de voluntad, sino producto de una locura extraña, aunque quién sabe lo que pasa por su cabeza; quizá va más allá de Diógenes, y nos da lecciones calladas.
Una locura extraña...
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