De cómo el solipisista construye un sistema y abraza el universo---
Estamos condenados a ver eternamente esta película,
pensando que contiene la vida
en un espejo:
más allá de la ventana,
la del que observa o la del observado,
no hay otro mundo,
un mítico exterior.
Lo que el postrado
ve es a sí mismo,
lo que percibe
es su necesidad sentida
de que el mundo cierre
sobre sus goznes.
Con la fuerza que únicamente
puede notar el paranoico---
Que acierte
es lo de menos---
La razón es una enfermedad,
que no cura el llevar razón:
ningún veneno se cura de sí mismo.
Nos salvaría un dios,
y también la Nada querida,
el querernos desmentidos.
(Para lo cual haría falta
la asunción acrítica
de un curso
de Filosofía Popperiana,
San Raimundo,
y volveríamos a empezar,
again.)
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