A lo largo de mi vida he conocido a personas que no tenían nada de especial. Podían pasar por seres razonables, sociales. No estaban señalados para nada. Podían pensar que podían ver el sufrimiento cruzar de largo. Que no iba con ellos, la sinrazón del mundo.
Pero el espíritu sopla donde quiere y a veces cae una brizna sobre los hombres grises.
Pero el espíritu sopla donde quiere y a veces cae una brizna sobre los hombres grises.
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