Ser es persistir.
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Admiro a quien admiro. Eso es inevitable, fatal. Me pasó desde que abrí la primera página: tanta franqueza, tanta verdad, tanta desolación. Escribía como para mí. Irresistible. Te encontré por un azar: como me tiene que suceder todo aquello que me provoca sufrimiento. Pero yo tengo muchísima más voluntad que el escritor: en esas aguas abismáticas yo no me quiero mirar más que de soslayo, y me encanta pensar que si no fuera porque yo decidí aquella parada pensaría que habías sido tú. Pues yo no te buscaba a ti, pero a ti fue a quien encontré, a vosotros dos, Cesare, mi vida. (Aunque la verdad es que te recomendaron, y supe que me daban las mismas razones que había reconocido yo. Eres de quienes ganan en una segunda lectura: sólo los muy necios no lo ven.) Que así sea. Autoficción.
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La verdad es que consigo liarme con lo que escribo.
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