11 de marzo de 2011

Viernes, sobremesa

Estoy harto de incoherencias. No sé si son mías o si son del mundo en general.

Tampoco llego a comprender cómo el yo llega a ser tan estúpido que nos la ve venir aunque por experiencia sabe que vienen. El yo es más tonto que el pavo inductivista russelliano, que por lo menos se ilusiona con la experiencia positiva del pasado (piensa según cierta lógica, aunque sea incompleta o defectuosa). Hay quien no escarmienta de la negativa... y de premisas negativas ninguna conclusión se puede obtener (piensa según una lógica ninguna, o por lo menos una dislógica)...

No hay comentarios: