17 de marzo de 2011

Política

(De una conversación de sobremesa en M.)

Considera un amigo, M. o X., que entre la noble ingenuidad del hombre joven, a veces realmente torpe, y la autosuficiente hermosura del hombre maduro, escéptica, solamente un gobernante necio podría dudar. Yo soy realmente retorcido al referir la conversación, lo complico innecesariamente. En realidad el asunto parece más sencillo de aclarar, preguntándote a quién de los dos acompañarías a la puerta de tu casa, deseando que vuelva otra vez.

1 comentario:

Susana dijo...

¿Para qué va usted tanto a los M.?