Existe quien gana para su proyecto de infelicidad el derecho a vivir en ínsulas donde gobernar a sus animales mitológicos. Está aquel a quien su infelicidad le llega de golpe. Muere, cada día un poco. Puede levantarse, resucitar y echar a andar. Yo, que no vivo, estoy aquí observándolo, para contarlo---
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