13 de marzo de 2011

Adorad, adorad, malditos

Lorin Maazel, director de orquesta y compositor, en una entrevista en el Magazine Digital:

"-De quién fue la idea de hacer una ópera con 1984?
-Mía. Pasé por varias ideas antes, pero dos veces me topé con dos obras cuyos derechos ya tenían otros compositores. Y me alegro mucho de que fuera 1984 la que estaba disponible, porque desde la distancia, ahora veo que no ha habido otra historia con esta potencia, esta capacidad de comunicación en el siglo XX. Es tan trágica, tan profética…
-¿Qué dice en el 2011 la fábula futurista sobre un mundo dominado por grandes imperios donde pantallas omnipresentes proyectan la imagen del Gran Hermano y vigilan las conductas y los pensamientos?
-Creo que en el 2011 estamos más cerca de la pesadilla de 1984 que en el año 1948, cuando Orwell escribió la novela. Nos acercamos cada día más a ese mundo cerrado, de seres sin individualidad ni pensamiento, a la sociedad de la vigilancia. Si no hacemos algo, en 20 años no nos atreveremos a abrir la boca. La mayoría no está al tanto del problema. Uno de los aspectos de este progresivo control de las vidas y las conciencias que más me preocupa es la nanotecnología. Se estima que en 20 años podrán hacer robots minúsculos que monitoricen los movimientos de todos los seres humanos. La tecnología para controlarnos crece a pasos agigantados… El virus del poder absoluto y el control de las conciencias están en todos lados. Con la tecnología de hoy podría parecer que es más difícil manipular las conciencias, y sin embargo es más fácil.
-Sus palabras indican que usted no está en el bando de los que piensan que 1984 era una denuncia del totalitarismo soviético solamente, y que la caída del muro de Berlín acabó con esa pesadilla y comenzó la era de la democracia…
-No, porque esto tiene que ver con el poder, no con la política. Y Orwell escribió 1984 pensando en el poder. No es una denuncia contra la derecha o la izquierda. En su 1984 todo el mundo está en manos de esta gente, todos los ismos son herramientas para dominar las conciencias. En todos, el principio es el mismo: nosotros mandamos, ustedes obedecen; ustedes sufren y nosotros somos felices. Por eso la novela se leyó como algo cercano en tantos países, ese es el genio de Orwell."

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