La más íntima vulgaridad se concentra en el filósofo de la historia. Lo que hagan o digan los hombres es para él una partida jugada, un tablero jugado. No los necesita, él ya tiene su red. Preguntadle por un acontecimiento reciente, observaréis su necedad. Mejor haríamos en preguntarle al sempiterno tendero de la esquina---
1 comentario:
¡Diana!
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