15 de enero de 2007

¿Hacia 1985? Factions

¡No corras, ve despacio,
que adonde tienes que ir es a ti solo!
¡Ve despacio, no corras,
que el niño de tu yo, reciennacido
eterno,
no te puede seguir!

Juan Ramón Jiménez, Eternidades, 1918

***

(Comentarios libres, obligaciones)

Nunca se lo dije, nunca se lo diré. Dejé de ser lo que era hasta entonces. Empecé a equivocarme, aprendí a sostenerme justo en aquello en que me equivocaba. De esa manera, supe ser para hoy, para la eternidad y la vida: dejando de ser lo que era, volviéndome (un) adulto. Aunque todo vaya teniendo un sabor seco, aun cuando tenga que parecer insulso.

Renunciando a ser, dejando aquello que había sido una vez, no diciendo, conseguí ir desconociéndolo todo; también a mí mismo, en lo que soy una pregunta y en lo que soy o tengo de respuesta, allí donde observo la frente, el rubor. Lo admiro y me devuelven real las palabras de urgencia: esos proyectos que ignoro, la clave del plan y del rubor. Me traen de la ciudad, la noche y la sala de fiestas, al trabajo de nuevo, y a lo que éste tiene de entrega, infecunda o fecunda.

Quisiera volver a la ciudad, la cara y el rojo viviente. A una memoria realizada en presente, real.

***

En el frontispicio de la ética dispuso Kant una inscripción inhumana y que tiene que seguirse fielmente: "Hazte digno de poder ser feliz". Como mandato inmediato, cruel, ausente /de los rescoldos de la misericordia/, se deduce que deberás comenzar por no serlo. Escribirlo.

No hay comentarios: