1 de enero de 2007

Propósito de enmienda, I

(Walter Benjamin)

Angelus Novus

No un buen mensaje; al contrario, un disangelio: la antipromesa del logos, el acta notarial de la destrucción...

Puesto que el paraíso le llama y tiene de él una vocación forzada, habremos de pensar en la existencia de algún dios que ha decidido olvidarnos, silenciarnos y silenciarse, esconderse tras su naturaleza, inhumana, de progreso.

La proclamación antiteológica, condenadora, procede de una interpretación humana, rabiosamente subjetiva: a causa de la imagen de Klee. A este símbolo pictórico podríamos concederle los significados que deseemos (porque nos hemos vuelto escasamente rigurosos, y les hemos concedido vida autónoma a los significantes)... En este caso, se proyecta la comprensión presente -puntual, del centro del círculo- sobre una línea dinámica, fugada: que contiene la disposición de Dios sobre el sentido de las realizaciones de sus criaturas (para él no hay datos, sino interpretaciones, fragmentos, presuposiciones de una totalidad), si hubiera decidido mostrarse en un instante histórico (¿cuál sería su gesto, ahora, si enviara al ángel?).

Es difícil resistir la tentación de suponer la superposición de dos tiempos: uno circular, para que nazca el asombro de la naturaleza y la sobrenaturaleza, la cimentación lógica y justa de la ciudades; otro lineal, mucho más cruel, ajeno a una eternidad repetitiva, a los ciclos, un tiempo bárbaro -inclemente, volcánico, terrible- que juega al todo o nada, que deja las reglas y los hechos a las criaturas del tiempo. Éstas tienen sólo dos salidas: la verdad y la falsedad; y el juicio es inexorable (sin que se conozca la sentencia). Ahora bien, ¿por qué un dios que crea, amándonos, no habría de perder su ilusión, leer el horror donde antes situaba paraísos?

¿Por qué este embrujo de las palabras? No sé en qué sentido pueden cimentar la amistad política, cuando seducen y también las veces que encierran mensajes horribles: el de la absoluta soledad en el mundo, en la isla; con la libertad de los náufragos, o prisioneros de una falsa emancipación a través de las metáforas.

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