Siempre que vengo a esta ciudad encuentro retales para imaginar historias mínimas. El viajero debe estar atento a lo que le cuentan y a lo que cuentan. A veces es una mala compostura la que resulta: hay muy poca tela. En otras, lo que le dicen le da pena. Rencillas de ciudad mediana, acusaciones politicas, desquiciamientos congenitos o sobrevenidos.
Pero tú tienes los libros. ¿Pruebas de qué?
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