Frescobaldo de Terranova, vizconde de Zenón de Momforte, ha dado en utilizar sus células grises en la tarea de aggiornar el viejo tema de las dos culturas, que alumbrara el gran Jorge de la Blanca Nieve allá por el medio siglo pasado. Perora y no para nuestro noble filósofo acerca de infinitos y transfinitos que anidan en los números como golondrinas abstractas, y en su trasunto en libros y mundos inventados por la literatura. A mí se me ocurre temer que por vía de la paradoja a nuestro pensador le dé por hacerse adepto de la secta de los fanáticos de Montparnasse y de los bouquinistes.
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