8 de julio de 2012

Vía láctea

Te habrán dicho que con los años el corazón se endurece, a idéntico ritmo que la piel se cuartea, y que lo que llaman alma posee una balanza que contrapesa sus deseos y el montante. No es cierto. Verdad es que las arterias se endurecen y que harás bien en observar los consejos de tu método, considerando que cada día es un milagro de la máquina. Por lo demás nada se gana con los años, y eso es lo que significa el saber acumulado, la prudencia: nada, o menos. Un hombre espera a su mujer, sentado en la cama, al lado de un libro del ateniense Platón (sin duda un viajante de comercio que tiene que madrugar y no tiene sueño). La misma mujer cuyo perfil dormido ha contemplado en el hotel, la mujer del cuadro de Hopper, que ahora no está y que quiere seguir contemplado. Porque seguramente no te han dicho que la piel no aprende nunca, pero que tiene una memoria muy dura, de elefante.

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