Ni Breton ni Sartre llegaron a cometer actos tan extremos como los que predicaron en sus textos, pero sus soflamas, sobre todo las del segundo, fueron combustible de absurdas carnicerías en Latinoamérica. También en Estados Unidos y Europa... (Carlos Granés, El puño invisible, Taurus, 2011, p. 84)
Se encuentra una rara estupidez en ser presumido acerca del crimen, pero al cometerlo se la realiza por completo. Banal. Nietzsche para los domingos. Prefiero a Hume para la semana.
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