28/01/2012 (19:17) Triste y resentido |
La alegría española es triste. Nuestros espasmos eufóricos son lamentables. Nadie mejor que don Quijote reúne los atributos contradictorios del carácter y de la personalidad españoles. Es un español desquiciado que se hace acompañar por un necio con malas pulgas. Su miserable viaje es una parodia de gran aventura. No hacen ni dicen en su recorrido mas que insensateces que, en ocasiones, de tan banales y estúpidas se nos antojan profundamente sabias. Su hazaña parte de un fracaso y de un fraude. Desemboca en otro fracaso y en otro fraude. No hay mucho más en el interior de esa voluminosa envoltura del lenguaje. Todo es pobre menos el lenguaje. La riqueza, pues, está en la superficie. Y como la alegría española es triste, don Quijote no puede ser mas que una de las criaturas más tristes de la literatura. Su autor, el manco de Lepanto, también era triste y resentido. |
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29 de enero de 2012
El método vital de Don Quijote
Escribe Ignacio Carrión:
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