El cinismo muestra ser una respuesta adecuada a la estupidez de tantos.
Mi inteligencia seguramente no existe. Pero de la imbecilidad de casi todos no tengo ninguna duda.
Puedo dudar de que 2 +2 = 4, pero no a causa de la suposición de un demiurgo tracero, sino por mi propia incapacidad de comprender sus leyes. No a causa de un defecto de mi entendimiento, nada más que por las fallas de mi voluntad.
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