Éste tampoco era manco: Jean-Isidore Goldstein, alias Isidore Isou, creador del letrismo, profeta y Dios mismo... (C. Granés, op. cit., pp. 147 ss)
De otro modo dicho: de los peligros del invento de Gutenberg, de sacar los textos de los monasterios y las escuelas catedralicias y dejar que cualquiera los escudriñe. Esto con Platón no pasaba.
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