He leído el prólogo del insigne Ortega y Gasset a la primera edición de las Cartas finlandesas de Ganivet, y me ha parecido un ejercicio de petulancia y erudición insufrible. Hay hombres de letras y filósofos que cimentan su fama en un estilo pretendidamente culto, infiriendo teorías innovadoras hasta en el prólogo de un libro...
En efecto, a Don José hay que aprender a quererlo, y cuesta, vaya que si cuesta... pero el tío era listo, sin duda y no comulgaba mucho con ruedas de molinos ni con molineros, a pesar de lo señorito y elitista que era. Lo que escribió vale la pena conforme se lo va espigando, tomando un poco de aquí y otro poco de allá... Pero cuesta. Es lo que tienen los catedráticos de Metafísica, que se llaman José o llegan a ministros. Ortega no tenía los huevos de Unamuno, que a cambio sospechamos que estaba loco, pero sí un punto de honradez e ingenuidad (¿pundonor?) que no era frecuente en la época y menos entre españoles. Así, enterado de las gestiones de Don Julián Besteiro, catedrático también, para entregar el mando a las tropas franquistas, no se recata en alabarlo en carta que escribe a Gregorio Marañón, si no me falla la memoria, que dicen que sí, confiando en que el nuevo régimen sabrá tenerlo en cuenta. No sabía, ¿o sí?, de qué tropa se trataba...
3 comentarios:
Tomo nota. Es verdad que Unamuno le echó muchos huevos, pero daba unos bandazos considerables. Voy a aprovechar que aún me falta un año para perder la memoria para leer más a Ortega, aunque ya me está cayendo gordo, entre el prólogo y lo que cuenta AT de él.
No recuerdo lo de AT. ¿Dónde lo cuenta? ¿En Las armas y las letras? Tengo el libro por aquí, pero soy perezoso... No soy muy orteguiano, aparte de que todos los años tengo que explicarlo y mirarme cosas, pero le encuentro algunas ventajas al pensadro madrileño: 1. La rebelión de las masas me pareció muy buen libro. 2. Cuaqlquier cosa que escriba da que pensar, para darle la razón o quitársela, con tal de hacer a un lado la pedantería que no sé yo si era pose o consustancial. no sé, alguien que de verdad era de la "tercera España", algo tiene que tener. Unamuno, aparte de tener los santos redaños de su acto público final, con unas palabras que deben ser de lo más emocionante que se ha dicho en castellano (quizás estaba loco pero no me parece que haya palabras más hermosas en defensa de la democracia que la que un viejo de setenta y dos años les soltó en la cara a los fraqnuistas en Salamanca) tenía a veces juicios de una humanidad y sentido común inigualables. me estoy acordando de unas palabras suyas en 1935, que mañana voy a mirar y citar aquí. Creo que eran también a propósito de la convivencia, y antes de la guerra civil...
Sí, en Las armas y las letras. Habla AT de cuando Ortega estaba en la Residencia y fueron a pedirle la firma de adhesión a la República. Según Ortega, le amenazaron con una pistola para arrancársela, pero un testimonio posterior de su hija Soledad lo desmiente. También se cita una carta a Marañón al final de la guerra festejando el triunfo de Franco. Y otra cosa que se dice es que en el primer discurso público que dio en España en los años 40 decía algo así como que España había salido fortalecida tras la guerra. En fin, había que verse en esas situaciones, pero igualito que Unamuno...
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