14 de enero de 2012

Encanallamiento

Ignacio Carrión:


Un anciano, como los que mostraban las imágenes, es como un niño. Puede ensuciarse en la cama. Puede llorar. Puede gritar. Su cerebro, con los años, pierde vida. Deja de habitar el cuerpo en el que estaba. Se convierte en un órgano atrofiado hasta que deja de existir. Entonces el anciano también deja de existir.


Las dos sustancias cartesianas (alma y cuerpo), Dios aparte. ¿Cómo va a ser una independiente de la otra?

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