8 de octubre de 2011

Ni sí ni no sino lo contrario

Animus meus. A M., deo volente.

Podría creerse que la improvisación genialoide constituye uno de los rasgos de carácter más marcados de los políticos de la democracia.

El historiador proyecta los constructos o ficciones del etnólogo a fin de comprender las creencias de los humanos prehistóricos. En algún punto de su mente debe imaginar una bifurcación entre colectividades que se van abriendo hacia la historia, por una parte, mientras que otras colectividades se van cerrando hacia lo mismo, a fin de constituir el parque temático del eurocéntrico reconstructor. ¿Quién sabe o sabrá como son las cosas en verdad? Aleteheia, despejar la x. Mathesis ex saecula.

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