Aly fue trasladada a Drancy y después a Auschwitz. Los autores recopilan datos sobre uno de los episodios más infames de la historia de Francia, pero también muestran las anotaciones que esos días escribían en sus diarios Mihail Sebastian, Ernest Jünger, Paul Léautaud, Victor Klemperer, Anna Frank o Petr Ginz. Reconstruyen la logística del Holocausto, con textos, fotografías, testimonios y fragmentos de películas como Shoah, con documentos que explican la actitud de los gobiernos de los países ocupados por los nazis, con las historias de las víctimas, los verdugos y de quienes se opusieron al crimen.
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En el mismo texto:
“El link es una navajita suiza. Multiuso. Una de sus posibilidades es aportar pruebas empíricas a las afirmaciones y en ese sentido se parece bastante a una nota al pie. Pero sirve para otras muchas cosas. Por ejemplo, para darse un garbeo en la lectura, abrir ventanas, airear la casa: el riesgo es que el lector vaya a por tabaco y no vuelva. Sirve también para algo más perverso: contradecir lo que se afirma en la superficie. O bien: para buscar paralelismos a lo que la letra dice, en otros lenguajes: audio, fotos, etc. Puede tener también un cierto carácter pedagógico: aclarar metáforas, ironías, deshacer cripticismos... Pero este último uso intertextual comporta muchos problemas. A mí me gustaría, por ejemplo, editar con links los Ensayos de Montaigne. Los grandes libros no solo se extienden a lo largo, sino también a lo hondo”, explica Espada...
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