Pienso, soy. Nada que objetar. Los espíritus aplauden rabiosamente esta obra maestra del teatro instantáneo moderno. Intuición, se titula la obra. Pero si pienso que soy pierdo lo ganado. El sentido de la proposición, el pensamiento que contiene, resulta idéntico a su referencia. Pensamiento, ser. El ser es el sentido, la referencia del pensamiento (que recordemos que nace de la duda). Un ser del pensamiento, un ser pensado, ens cogitationis sive rationis. Nada, no he ido a ningún sitio y la duda resurge por culpa de este demonio de Frege y sus distinciones analíticas.
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