De la "caridad" cristiana a los "servicios sociales":
En 1858; Edgardo Mortara, un niño de seis años de edad, de padres judíos que vivía en Boloña, fue legalmente apresado por la policía del Papa actuando por órdenes de la Inquisición. Edgardo, fue arrebatado a la fuerza a su llorosa madre y a su atribulado padre y entregado a los catecúmenos (casa para la conversión de judíos y musulmanes) en Roma; y de allí en adelante, criado como un católico romano. Aparte de breves visitas ocasionales bajo estricta supervisión sacerdotal, sus padres nunca más lo vieron. La historia es relatada por David I. Kertzer, en su excelente libro, El Secuestro de Edgardo Mortara. (R. Dawkins, The God delusion, trad. de aquí)
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“Mi hija menor tiene padre conocido, honrado y trabajador donde los haya, pero es que incluso tiene abuelas materna y paterna, al margen de un importante número de tías que en todo momento no solo han tenido una especial relación con la niña sino, lo más importante, un gran cariño a este preciado ser”. Este es uno de los argumentos que el padre de la pequeña de 7 meses que se encuentra bajo tutela de la Junta de Andalucía por presuntos malos tratos por parte de la madre ha incluido en el escrito de alegaciones que ha presentado contra el procedimiento de desamparo iniciado por la Administración autonómica. Según recoge el documento, al que ha tenido acceso LA VOZ, el padre considera que el procedimiento es “a todas luces, improcedente, antijurídico y transgresor de mis derechos como padre de la menor”. (La voz de Almería)
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