Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
1 de mayo de 2010
Primero de mayo, IV
Hay una serie de fotografías (en Almería insólita) que me producen una melancolía casi insufrible (por si hiciera falta que necesitara mucho para ese estado): labores de labranza, pastoreo, acarreo y todo eso. Son imágenes de hace un siglo y, a veces, más. Yo nací en 1966, así que, en principio, esas imágenes no tenían por qué serme familiares, ni provocarme una reacción diferente a la del etnólogo colonial (antes) o el turista urbanita (ahora). Pero es que mi padre nació en 1915, mi madre algunos años después, no muchos pero imposible de saber exactamente cuándo, dado que los archivos parroquiales parece que se quemaron en la guerra española; mi padre nació en 1915, escribía, y esas mismas tareas de las imágenes, ellos, mi padre y mi madre, las realizaban a diario. Yo casi no tengo fotos suyas, pero sí algo de memoria, un ordenador y soledad (¿no deseada?, ¿no buscada?) para escribir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario