15 de mayo de 2010

Autoficción, II

Dejo aparte, o no lo dejo sino que estoy diciéndolo, lo que para mí representa un ideal asombroso: la escritura plana, minimalista, emocionante hasta el torrente de lágrimas a fuerza de no dejar asomar ni una, de un grande absoluto, V. Sh. Reclamar una existencia así tiene algo de luciferino, si lo que se pretende es tener algo que contar, enorme éticamente y de una belleza sobrehumana. Únicamente la piedad puede escribir así. Entonces, esa existencia trágica, que no fue solicitada por nadie, que quizás ningún Destino destinó, encuentra su justificación.

Bien, algo así nos tiene que dar fuerzas a los pequeños---

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