Algo parecido es lo que ahora siento al recordar a Michael, un indio del estado de Bophal, residente en Londres desde los años 50 del siglo pasado, que también acaba de morir. Era soltero. Vivía solo. Y la policía lo encontró el otro día muerto en su pequeño y desordenado apartamento, lleno de libros, periódicos y revistas.
Michael era el indio más pausado y apacible de cuantos he conocido no sólo en su país natal sino en cualquier país del mundo. Tan reposado era Michael que a veces podía llegar a dormirse entre plato y plato, cuando comíamos con él en nuestra casa de Duxford.
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19 de mayo de 2013
East Anglia
Ignacio Carrión, 18 de mayo del corriente:
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