Basta que un gobierno liberal sepa de Kant y de Popper, liberales inconvenientes, para que desmonte el kiosko. Imponer el capricho: he aquí la verdad de nuestros liberales. Liberales de cortijo.
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Basta con un error del pasado para conocer la atracción del abismo, y cómo una situación así, luego de recordada, traza las marcas del sujeto ético, o del superviviente.
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