Uno de los pensamientos, no diré de los desarrollos o procesos, por parecerme términos demasiado cargados, que pueden de seguirse de la paradoja de Zenón, es que el límite de la relación entre dos velocidades diferentes (Aquiles Vs. la tortuga) en torno a un circuito implica que el menos rápido de los corredores, obligado a seguir los pasos del más rápido cada vez que este le alcanza, acaba girando en torno a sí mismo y anulando su trayectoria. Admitiendo que el movimiento sea posible, por supuesto.
Así se salvan Dios y la physis. Ps. Lo de menos es que yo no tenga claro el concepto de función, y que tampoco sea hábil para una correcta esquematización geométrica. Lo importante es que la geometría pueda contribuir a la teología, caro Ignatio J. R.
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